domingo, 20 de abril de 2014

Aínsa

                                                Navata.
Situada a 589 m. de altitud y con unos 2000 habitantes, es la capital de la comarca del Sobrarbe. El casco histórico, que vemos hoy, está separado de la parte moderna y comercial.


En pleno pirineo aragonés, es enclave privilegiado entre Francia, el Parque Nacional de Ordesa y el Valle de Benasque.


La localidad de Aínsa está presidida por un recinto amurallado de origen medieval, y destacan la iglesia parroquial de Santa María y el castillo.


La navata es una pequeña balsa compuesta de maderos, tablas o cañas, muy utilizada antiguamente para el transporte de materiales, como la madera, a través del cauce de los ríos. Su uso era muy frecuente en esta zona.


viernes, 4 de abril de 2014

Plaza Mayor de Graus


En la confluencia de los ríos Ésera e Isábena, en pleno pirineo oscense, encontramos este municipio de unos 2.800 habitantes, capital de la comarca de la Ribagorza. Paseando por su calles, topamos con esta plaza de gran belleza y valor artístico. Construida durante la ampliación urbanística del s. XVI, gracias al aumento demográfico y urbanístico que experimentó la localidad por aquéllos años, contiene arcos de medio punto creados para albergar el floreciente comercio de la época.


Podemos admirar edificios como la Casa Heredia (arriba), actual sede de la Comarca. La casa-palacio de la familia Heredia se construyó en época renacentista, remodelándose al estilo neoclásico dos siglos mas tarde.
También la Casa del Barón (abajo), que debe su nombre al Barón  de la Conca que según la leyenda mandó decorar la fachada para complacer a su mujer de origen andaluz. Fue además palacio del Justicia de la Ribagorza.
También el edificio del Ayuntamiento, ejemplo del renacimiento aragonés, en el que destaca el ladrillo con una galería de arcos de medio punto, o la Casa Bardaxí (o Bardají), que tiene el interés histórico de haber sido residencia de Berenguer de Bardaxí, unos de los tres representantes de Aragón en el Compromiso de Caspe.


Este hallazgo es una prueba más de las innumerables maravillas de nuestro patrimonio cultural, que están ahí y que todo aquél que esté interesado solo tiene que buscar y disfrutar.