El título es lo de menos ante esa bellísima imagen en el que el sol quiere acariciar la tierra con esos rayos de color de fuego. Arde el cielo parece que arde, pero sin quemar ni una de las ramas de esa pareja de árboles que contempla la escena.
Una imagen preciosa en la que las siluetas de los árboles y el paisaje llevados al negro contrastan de maravilla con ese rojo fuego del cielo. Un abrazo
Preciosa. Al verla me ha venido a la cabeza una frase de Kapuscinski que, refiriéndose creo que al Serengeti, decía que así debía ser el mundo antes de la aparición del hombre.
Un atardecer extraordinário. La luz y los contrastes son maravillosos. Un gran trabajo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Carlos
Precioso paisaje Carlos, tanto el encuadre y la composición como los colores son estupendos.
ResponderEliminarUn abrazo
El contraste del negro sobre el rojo es espectacular.
ResponderEliminarUn abrazo.
El título es lo de menos ante esa bellísima imagen en el que el sol quiere acariciar la tierra con esos rayos de color de fuego. Arde el cielo parece que arde, pero sin quemar ni una de las ramas de esa pareja de árboles que contempla la escena.
ResponderEliminarBesos
Bonito atardecer con un gran contraste y el sol despidiéndose.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una imagen preciosa en la que las siluetas de los árboles y el paisaje llevados al negro contrastan de maravilla con ese rojo fuego del cielo. Un abrazo
ResponderEliminarPreciosa. Al verla me ha venido a la cabeza una frase de Kapuscinski que, refiriéndose creo que al Serengeti, decía que así debía ser el mundo antes de la aparición del hombre.
ResponderEliminarPerfecta silueta de esos árboles solitarios recortándose sobre el horizonte con esos rojos y dorados tan atractivos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Josep, Fernando, Isabel, Antonia, Antonio, Luis, joaquín y Miguel: muchas gracias por vuestro tiempo y comentario.
ResponderEliminarPrecioso contaluz. Me encanta ver caer el sol.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Laura. Un abrazo.
ResponderEliminarNo hace falta título. Basta con escuchar ese diálogo nítido. Lo árboles miran por nosotros.
ResponderEliminarGracias por comentar, Xuan. Un abrazo.
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